En el universo del fútbol existen historias maravillosas, pero también insólitas. Una de ellas corresponde a Luis Monti, el único futbolista en disputar dos finales de la Copa del Mundo para dos selecciones distintas: Argentina e Italia. En ambas ocasiones, bajo amenaza de muerte.
«En 1930, en Uruguay, me querían matar si ganaba, y en Italia, cuatro años más tarde, si perdía».
La historia del Luis Monti
Nacido el 5 de mayo de 1901 en Buenos Aires, Argentina, Monti llegó a ser considerado uno de los mejores contenciones entre 1920 y 1930. No era muy alto, apenas superaba el metro setenta de altura, pero con su despliegue, portento y rudeza se imponía a los rivales. De hecho, lo apodaban Doble Ancho.
En 1921 debutó como profesional con Club Huracán. Luego de un breve paso con Boca Juniors, se marchó con su hermano Enrique al máximo rival del Globo: San Lorenzo de Almagro, donde conquistó tres títulos ligueros. En vista de su rendimiento, en 1924 recibió el primer llamado de la selección albiceleste, con la que hizo historia.
En 1927 se alzó con el Campeonato Sudamericano de Selecciones (hoy Copa América) en Perú. Tres años después marcó el primer gol de Argentina en la historia de los mundiales, en la victoria (1-0) sobre Francia. Cuando la Albiceleste lucharía por ser la primera campeona del mundo frente a la anfitriona, Uruguay, la bravura del Tano se convirtió en cobardía.
«Si un uruguayo se caía, él lo levantaba. Monti no debió jugar aquella final. Estaba muerto de miedo», aseguró, tiempo después, su compañero Pancho Varallo. ¿El motivo? Antes del pitazo inicial, un puñado de charrúas se le acercó con un mensaje claro: «Si Argentina gana la final, tú y tu familia no sobrevivirán».
Una revancha mundialista
Luego de perder (4-2) en el Centenario de Montevideo (Argentina tenía ventaja de 1-2), Doble Ancho migró al país donde provenían sus padres: Italia. Allí defendió los colores de la Juventus, con la que terminó de consolidarse como uno de los mejores volantes de la época y ganó cuatro Scudettos consecutivos.
“Me presionaban los uruguayos con las amenazas; pero cuando volvimos muchos argentinos también me dijeron ‘cagón’ culpándome de la derrota. Es ahí donde decidí nacionalizarme. Hacía rato los italianos que me lo habían propuesto. Y agarré viaje creyendo que me sacaba muchas tensiones”.
Luis Monti a El Gráfico.
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Mientras tanto, Italia sería la encargada de organizar la segunda edición del campeonato mundial de selecciones. Consciente del poder del deporte para mover masas, y así fortalecer el Fascismo, el dictador Benito Mussolini mandó a nacionalizar a cinco jugadores para reforzar a la Azzurra de cara al certamen. Uno de ellos era Luis Monti.
En aquel momento no existían la normativa de la FIFA que impedía a un futbolista representar a dos selecciones distintas en partidos oficiales; así que Luisito pudo uniformarse con Italia para conquistar la Copa del Mundo ante Checoslovaquia. De esta forma, pasó a ser el primer y único jugador en disputar dos finales, consecutivas, para diferentes seleccionados.
«Siempre contaba que tuvo que jugar dos finales bajo amenaza, porque antes del partido con Checoslovaquia, entró una persona al vestuario de parte de Mussolini, que le dijo a los jugadores que si no ganaban, iba a haber consecuencias».
Lorena, nieta de Luis Monti, en el Museo del Fútbol Mundial de la FIFA
Luigi colgó los botines en 1936, para convertirse en entrenador. En Italia dirigió a Triestina, Juventus, Varese, Atalanta, Vigevano y Pisa Calcio. También tomó las riendas de Huracán durante una temporada (1947/1948). Como consecuencia de un paro cardiaco, murió el 9 de septiembre de 1983, en Argentina, a los 82 años de edad.
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