La depresión es un trastorno del estado anímico en el que los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria de cualquier ser humano. Ni las estrellas del fútbol están exentos de padecer este cuadro clínico, más allá de que ganan montañas de dinero y tienen fanáticos regados por el mundo.
En vista de los niveles de exigencia y de tensión a los que están expuestos, puede que los futbolistas sean más propensos a caer en depresión que el resto de la gente, lo que influye en su rendimiento deportivo. Aunque esta enfermedad está relacionada con los problemas personales, como una respuesta a necesidades no cubiertas.
La depresión va más allá de estar triste o ansioso. Ataca sin importar raza, cultura, religión o estrato social. Es por esto que presentamos el testimonio de algunas estrellas del fútbol que atravesaron esta enfermedad:
Andrés Iniesta
Uno de los casos más conocidos sobre depresión en los futbolistas es el de Andrés Iniesta, quien confesó que en 2009 tomaba pastillas y llegó a pensar en «situaciones extremas». Una serie de lesiones y la muerte de su íntimo amigo Dani Jarque le generó un estado de ansiedad que lo llevó a buscar ayuda, y eso que había ganado el triplete con el Barcelona aquel año. Posteriormente, le dio a España su primer Mundial.
Michael Carrick
Perder la final de la Champions League de 2009 contra el Barcelona (2-0) le causó una depresión a Michael Carrick, a pesar de que ganó el trofeo en la edición anterior. El excapitán del Manchester United no olvida que una pérdida suya en el mediocampo acabó en los pies de Iniesta, quien asistió a Samuel Eto’o en el primer gol azulgrana. Fue el peor momento de su carrera deportiva.
«El Barça me provocó dos años de depresión. A veces, me sentía fatal después de algunos partidos. Fue un sentimiento extraño. Mi sueño era jugar un Mundial, pero en 2010 no quería estar allí, quería estar en casa. Ni siquiera mi familia lo sabía al 100%. No es algo de lo que se hable en el fútbol. Mis excompañeros se enterarán cuando lean esto», confesó Carrick en su autobiografía.
Adriano Leite
Días después de ganar la Copa América de 2004, donde se consagró como goleador y jugador más valioso, Adriano Leite recibió una llamada telefónica que le hizo cambiar su vida: su padre murió. Más allá de que finalizó la temporada con 28 goles en 42 partidos con el Inter, y se coronó con la Copa Confederaciones de 2005, el brasileño se sumergió en la depresión.
«Después de ese día, mi amor por el fútbol nunca volvió a ser el mismo. Me deprimí mucho, hombre. Empecé a beber mucho. Realmente no quería entrenar, solo ir a casa. A pesar de que marqué muchos goles en la Serie A durante esos pocos años, y aunque la afición realmente me amaba, mi alegría se había ido», dijo el brasileño en un texto publicado por Players Tribune.
Gianluigi Buffon
Otra estrella del fútbol que presentó esta enfermedad mental es Gianluigi Buffon. Su repetitivo ritmo de vida le provocó una profunda depresión cuando tenía 26 años, de la que salió con ayuda psicológica y valorando «las pequeñas cosas».
«Si vives de forma nihilista, fijándote solo en el fútbol, tu alma empezará a cambiar. Al final estarás tan deprimido que ya no tendrás ganas de levantarte de la cama», escribió el campeón del mundo en una carta compartido en The Players Tribune.
Robert Enke
Hablando de arqueros, el caso más fuerte y lamentable es el de Robert Enke. El exportero del Barcelona y de la selección alemana se arrojó a las vías de un tren en movimiento en noviembre de 2009. Desde que su hija de dos años murió en 2006, a causa de un problema cardíaco, el arquero de 32 años se hundió en la depresión. Por temor a que disminuyera su rendimiento deportivo nunca quiso que se revelara su cuadro clínico.