El Chelsea se encuentra en graves aprietos. Como consecuencia del conflicto militar entre Rusia y Ucrania, el gobierno británico congeló los activos de Roman Abramovich, propietario del club londinense, en vista de su estrecha relación con el presidente ruso Vladimir Putin durante décadas.
Ahora el gobierno británico no solo le impide al Chelsea llenar su estadio, sino que tampoco podrá fichar, vender ni renovar jugadores, como lo son Antonio Rüdiger, Andreas Christensen y su capitán César Azpilicueta, quienes finalizan contrato en junio de este año.
«Las sanciones anunciadas hoy son un paso más en el apoyo inquebrantable del Reino Unido al pueblo ucraniano. Seremos implacables en la persecución de quienes permiten la matanza de civiles, la destrucción de hospitales y la ocupación ilegal de aliados soberanos».
Boris Johnson, primer ministro británico.
Por temor a que se produjeran estas sanciones, Abramovich se vio en la necesidad de poner a la venta al Chelsea. De hecho, dejó la administración y el cuidado de la institución en manos de la fundación benéfica. Sin embargo, con estas sanciones del gobierno de Reino Unido, la venta queda paralizada.
¿Qué pasó con la venta del Chelsea?
Según la prensa británica, varios consorcios estadounidenses, dueños de equipos de la NFL; un multimillonario turco, un consorcio saudí y un promotor inmobiliario británico estaban interesados en comprar al equipo de Stanford Bridge. Ahora están a la espera de que el gobierno le otorgue un permiso especial al Chelsea para continuar con dicha operación.
Otro de los golpes a las finanzas del Chelsea se centra en el estadio: desde el 10 de marzo dejaron de vender entradas para sus encuentros de local. Vale destacar que Stamford Bridge es uno de los estadios de los grandes clubes de Inglaterra que menos dinero recauda, al tener un aforo de solo 44.000 personas. Ahora solo los socios podrán asistir a los partidos.
De momento, al club le concedieron una «licencia especial» para que pueda seguir operand. De este modo, tal como indica la agencia de noticias Efe, podrá pagar los salarios a todos sus empleados, incluyendo jugadores y entrenadores; y jugar fuera de casa. Al menos, seguirá generando ingresos mediante las retransmisiones televisivas de sus partidos.
Incertidumbre para la próxima campaña
El aspecto que más preocupa es el deportivo, en vista de que se genera mucha incertidumbre con respecto a la plantilla con la que contará el Chelsea para la próxima temporada. Si nada cambia, el club se queda sin la posibilidad de renovar a Rüdiger, Christensen y Azpilicueta (estos dos ya estarían en negociaciones con el Barcelona).
Los Blues tampoco podrán mejorar sus filas con la compra y venta de jugadores. Aunque esta situación no es nueva, ya que las FIFA los expulsó del mercado de fichajes en 2019, al irrespetar las normas del llamado fair play financiero. Esto les sirvió para desarrollar a futbolistas como Mason Mount y Reece James, pero la situación de ahora más grave.
«Hasta ahora podemos confiar el uno en el otro y esto no cambiará. Mientras tengamos suficientes camisetas y un autobús para conducir a los juegos, estaremos allí y competiremos duro».
Thomas Tuchel, DT del Chelsea, tras la victoria (1-3) contra el Nowich.
El Chelsea se ubica en el tercer puesto de la Premier League con 56 puntos, producto de 16 victorias, 8 empates y 3 derrotas. Está por detrás del Liverpool (segundo con 63 unidades) y el Manchester City (líder con 69 contables). El miércoles 16 de marzo visitará al Lille, por la vuelta de los octavos de final de la Champions League (ganó 2-0 en la ida).
Escrito por Manuel Alejandro Ramírez | @manuramirez95